Joker: un viaje al interior de un villano

Película: Joker

Director: Tod Philips

Estreno: 2019

Duración: 122 minutos

Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy

Género: Remake, fantástico, musical, romance, aventuras

Puntuación: 4 de 5.

Nunca me han gustado las películas de superhéroes. Ni Marvel, ni DC, ni nada de nada. Aunque puedo valorar el trabajo técnico y lo míticas que pueden ser por su origen en cómic, nunca las he disfrutado. Joker acaba de cambiar esto.

Este filme nos cuenta la historia de Arthur Fleck aka Joker (Joaquin Phoenix), un hombre con dificultades en salud mental que acaba de salir de una institución psiquiátrica y que se gana la vida como payaso de alquiler. A pesar de su complexión y expresión triste (esa primera escena con la cara pintada de blanco es una puerta abierta a su interior), Fleck disfruta de este empleo y sueña con convertirse en cómico profesional. De hecho, su propia madre Penny (Frances Conroy) le llama happy y siempre le ha dicho que su destino era repartir alegría en el mundo y poner una sonrisa en la cara de todos. Desde el principio este hecho parece una contradicción, pero sirve para mostrar el patetismo y el desamparo de este personaje.

Arthur Fleck (Joaquim Phoenix) en Joker. Fuente: Jara Bravo.

Sea como sea, Arthur desempeña este trabajo con ilusión y motivación, intentando hacer feliz a la gente. Pero el mundo que le rodea no le devuelve la sonrisa: niños lo pegan, su madre no le apoya, compañeros de trabajo lo engañan, su trabajadora social lo desprecia, entre otros. Es más bien todo lo contrario: todas las personas de su entorno son crueles, aprovechadas, cínicas y frías.

También, Arthur cuenta con una especie de síndrome por el cual en situaciones de nervios o estrés se ríe de forma maníaca. Y a pesar de explicarlo en una tarjeta que siempre lleva encima, nadie se muestra comprensivo ni amable con él. Como bien escribe en su libreta de chistes, “lo más divertido de tener una enfermedad mental es que la sociedad pretende que actúes como si no tuvieras una”.

Joaquin Phoenix como Joker. Fuente: FIlmaffinity.

Durante estas escenas el espectador no puede sino mostrarse incómodo: la marginación de Arthur y como lo tratan muchas personas puede resonarnos a nosotros mismos. ¿Cuántas veces hemos juzgado a alguien por ser “extraño”? ¿Por tener un comportamiento fuera de lo normal? ¿No asociamos, aunque sea inconscientemente, enfermedad mental con locura? ¿Con peligro? La historia de Arthur nos hace reflexionar sobre como a veces un poco de comprensión y empatía pueden salvar a una persona.

En cuanto al contexto, no es mucho más optimista: Joker vive en una Gotham, con muchas características propias de Nueva York, oscura, triste e impersonal, donde la pobreza abunda, la basura se acumula en las calles por una huelga indefinida, los ricos se muestran totalmente desconectados de la realidad de las clases bajas, hay recortes en sanidad y educación y el vandalismo está a la orden del día.

Joker esperando en los camerinos de un programa de televisión. Fuente: Filmaffinity.

A pesar de todo esto, Arthur sigue soñando y fantaseando con una vida mejor, en la que su vecina Sophie (Zazie Beetz) lo ama, en la que tiene éxito como humorista y en la que consigue ir al programa de Jim Murray (Robert De Niro) para darse a conocer. Sin embargo, todo tiene un límite: cada vez más aislado, violento y desesperado, Arthur empezará a fragmentar su identidad, que llegará a su clímax cuando descubre secretos del pasado de su madre y si mismo. Y en un momento concreto, acompañado de una música potente y con un plano mágico, nos daremos cuenta que ya no tendremos delante un ser trágico y desgraciado, sino que, ante nosotros, se erigirá Joker.

De hecho, esta transformación se ve visualmente sin que nadie nos lo diga. Al principio del filme, vemos como Fleck camina encorvado, empequeñecido, arrastrando los pies, como si intentará ocultarse de este mundo que tanto le desprecia. No obstante, a medida que avanza la cinta, en escenas como la del baño y la de las escaleras, Joker baila, salta, patalea, libre y ligero. A nivel técnico, su mundo se llena de colores al final de la cinta, mientras que en la primera parte del largometraje predominan los tonos oscuros y grises. Y la música. Que gran momento cuando escuchamos por fin la BSO de Joker y ahí sí somos conscientes de que el “villano” ha llegado.

Está claro que está calidad narrativa no sería posible, entre otras muchas personas, sin Joaquin Phoenix. Este actor de vida complicada y personalidad misteriosa hace una interpretación sublime mostrándonos la sensibilidad, tristeza y soledad de Arthur Fleck.

Joker bailando en las escaleras. Fuente: Filmaffinity.

Una anécdota y una petición es que si aún no has visto la película te fijes en los detalles, sobre todo los vinculados con el alcalde de la ciudad, su familia y su final. Para mi, la introducción de esta trama en esta cinta es la guinda a un pastel perfecto.

Después de ver Joker, vi The Dark Night, la cinta protagonizada por el fallecido Heath Ledger, cuya interpretación se convirtió en legendaria y dejo el listón muy alto a cualquiera que quisiera interpretar a Arthur Fleck. Es más, durante años se comentó muchísimo que nadie podría ponerse a la altura del Joker de Ledger y cuando Jared Leto lo interpretó en Escuadrón Suicida (película que también he visto para poder opinar con propiedad) parecía que se confirmaba este hecho: el Joker que veíamos en The Dark Night era insuperable. Desde mi punto de vista, creo que Heath Ledger y Joaquin Phoenix están a la par.

Aunque pueda parecer básico, lo que más me ha gustado del filme es que Arthur Fleck no es un villano al uso, ni tan siquiera cuando acaba la cinta y vemos sus circunstancias. Es un antihéroe, alguien que de ninguna manera podría ser como Superman o Batman, pero que tampoco contiene una maldad simple e injustificada, como Charles Manson o John Wayne Gacy. Es una víctima de un sistema mecanizado, impersonal y triste, que trata con dureza a todos los que son diferentes.

De esta manera, Joker nos da una lección y demuestra que los personajes de cómic no tienen por qué ser básicos, sino que, en las manos adecuadas, pueden representar figuras humanas con relatos adultos y sobrios. Estoy segura que esta película significará un precedente para las futuras cintas de superhéroes. Yo desde luego, no volveré a perderme ni una.

Trailer Joker.

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