Mucho más que un biopic

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Película: Bohemian Rhapsody

Director: Bryan Singer

Estreno: 2018

Duración: 134 minutos

Reparto: Rami Malek, Gwilym Lee, Ben Hardy, Josep Mazzello, Lucy Boynton, Aidan Gillen, TomHollander, Allen Leech, etc.

Género: Biográfico, drama, música.

Puntuación: 5 de 5.

Cuando te has pasado toda tu vida escuchando Queen y oyes que van a sacar un biopic de Freddie Mercury, no sabes si saltar de alegría o darte cabezazos contra una pared. Por un lado, tenía muchísimas ganas de ver un filme dedicado exclusivamente a esta banda que me ha acompañado desde que era niña, pero por el otro, tenía miedo de que acabara siendo una película mediocre, fría y que cayera en tópicos propios del cine hollywoodiense.

De hecho, algunas de las críticas que leí antes de verla decían precisamente eso, que se habían modificado hechos reales para ajustar más la historia del grupo al ámbito cinematográfico. No obstante, después de verla solo puedo decir que hace justicia a la leyenda que es Queen.

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Ben Hardy, Gwylin Lee, Joseph Mazzello y Rami Malek interpretando a Queen. Fuente: Filmaffinity.

El filme nos narra la historia del grupo británico desde sus inicios, cuando Brian May (Gwilym Lee) y Roger Taylor (Ben Hardy) tenían una pequeña banda a la que se unió Freddie Mercury (Rami Malek) y John Deacon (Joseph Mazzello), hasta la cumbre de su historia musical con el concierto Live Aid en 1985 en el estadio Wembley, pasando por la creación de sus mayores éxitos, el nacimiento de su fama, los conflictos internos y la crítica periodística.

Vemos como empezaron a crear canciones juntos, haciendo hincapié en la innovación que supuso Queen, en cómo no podían definirse solo como banda de rock, sino que eran mucho más, introduciendo nuevas fórmulas musicales y experimentando con instrumentos y técnicas, creando nuevos sonidos. Así, vemos la creación de algunas de sus canciones más épicas como We will rock you, Another one bites the dust o la propia Bohemian Rhapsody. Después, llegan las giras, las grabaciones de más álbumes y la fama y éxito musical, representado en la película con secuencias de escenas de Freddie en distintos escenarios por todo el mundo o de los miembros del grupo en estudios.

Rami Malek y Lucy Boynton como Freddie Mercury y Mary Austin. Fuente: Filmaffinity.

En cuanto a las relaciones personales, la cinta representa de forma maravillosa la relación entre los miembros de Queen. Gwilym Lee, Ben Hardy y Joseph Mazzello hacen unos papeles impresionantes, no solo por su parecido físico a los verdaderos miembros, sino por la representación de su relación con Freddie y como el grupo funcionaba, discutiendo y creando. Así, vemos una figuración muy real de lo que debieron ser aquellos años para estos cuatro jóvenes, con momentos de discusiones y peleas pero también de humor y el buenrollismo travieso. Para mí, algunos de sus momentos de interacción, como la pelea en la cocina por una canción, son lo mejor de la película.

En esta línea, también es importante el tiempo dedicado a explicar la relación entre Freddie y Mary Austin (Lucy Boynton), primero su mujer y luego su mejor amiga. Creo que se representa muy bien la conexión que hubo entre ambos y como Freddie siguió considerándola el amor de su vida, su alma gemela, a pesar de no tener ese tipo de relación.

Escena de Bohemian Rapshody. Fuente: Filmaffinity.

Uno de los puntos fuertes es, obviamente, la banda sonora, formada por los éxitos de la propia banda, que va un paso más allá gracias a la actuación impecable de Rami Malek. El actor ha sabido representar a la perfección el baile, los gestos, las miradas, la forma de andar y de hablar de Freddie Mercury. Así, no solo estamos escuchando las canciones de Queen, como podemos hacer cuando queramos desde nuestra casa, sino que también las estamos viendo interpretadas como lo hizo Mercury.

Esto llega a su climax en los últimos veinte minutos de película, cuando se hace una excelente y exacta representación de la actuación de Queen en el Live Aid. Se trata de un disfrute visual, por esa actuación de Malek, y sonoro, por las canciones de Queen, muy potente que ofrece un cierre perfecto para el biopic. Sin embargo, destaco que, personalmente me hubiera gustado que la película no acabará con el concierto de Wembley del 85, sino que nos mostrará sus últimos años y como Freddie continúo cantando y luchando por dejar huella en el mundo.

Aún así, como he dicho, creo que es un final perfecto y entiendo porque debía acabar así: el Live Aid del 85 fue el éxtasis de la expresión creativa de Queen, la cima de su carrera musical. Nada de lo que hicieron después estuvo a la altura de este gran concierto y Freddie jamás volvió a realizar un espectáculo como aquel, ni siquiera un año después en el mismo estadio.

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Rami Malek interpreando a Freddie Mercury. Fuente: Filmaffinity.

Personalmente, creo que lo mejor del filme es que, aunque desde el principio sabemos cómo termina la historia de Queen, con la muerte de Freddie en 1991 a los 45 años, dejando huérfanos a sus compañeros de banda y una gran ausencia en el mundo de la música, la historia consigue sorprendernos con elementos del grupo que no sabíamos. A esto ayuda que no se trate de un drama escatológico, con las partes más oscuras, morbosas y sensacionalistas de la vida de Mercury, sino más bien al contrario. Bohemian Rhapsody no se centra en el personaje público Freddie Mercury sino en la persona que había detrás de el: el niño parsi nacido en Zanzíbar, incomprendido por su familia, que trabajaba en un aeropuerto y que quería ser cantante. El hombre inadaptado que no encajaba en el mundo y que sentía tremendamente solo.

He leído reseñas que critican la película precisamente porque no se muestran escenas más sensacionalistas y lo justifican diciendo que habría sido una gran oportunidad para ver de cerca la vida del artista y tratar temas como el VIH. El caso es que la película sí habla de su orientación sexual, los excesos con el alcohol y las drogas, su enfermedad, los problemas familias, los conflictos con la banda o su carácter más negativo como showman, pero no las convierte en el centro. Las usa para observar cómo se sentía Freddie ante estas situaciones, como se enfrentaba a ellas y que consecuencias tuvieron en el.

Recreación del concierto Live Aid en el que tocó Queen en 1985. Fuente: Filmaffinity.

De ahí que no las representen de forma explícita; Todas las escenas de sexo o drogas son presentadas antes o después, dando a entender al espectador lo que ha sucedido ahí pero sin entrar ello, sin ofrecernos la imagen morbosa de Freddie acostándose con hombres o abusando de las drogas. Así, la realidad de estas críticas es que buscaban escenas sensacionalistas de la vida privada del artista, sin acordarse de que Freddie era justamente eso, un artista. Alguien talentoso que creaba música y ofrecía un espectáculo único en cada concierto.

De esta manera, para acabar, creo que aunque se basa en una estructura argumental básica e incluso en ocasiones cliché, Bohemian Rhapsody va más allá y se convierte en un homenaje digno y perfecto para Queen y Freddie Mercury, con muy buen ritmo y excelentes interpretaciones, dejando de lado dramas y morbosidades innecesarios y permitiendo que sea la identidad única y personal de Freddie la que llene y colme el filme.

Trailer Bohemian Rhapsody.

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