Lena Dunham: la voz de los millennials

Irónica, mordaz y honesta. Así definiría a Lena Dunham, la actriz, directora y escritora que dio voz a toda una generación (los famosos millenials) con su serie Girlsy que no ha parado de romper tabús y normalizar situaciones fuera, precisamente, de la norma.

Dunham nació el 13 de mayo de 1986 del matrimonio entre Carrol Dunham, un artista, y Laurie Simmons, fotógrafa y artista. Su amor por la dirección y los audiovisuales surgió muy pronto, pero no fue hasta los 20 años, durante la década de los 2000, que se introdujo en el de forma profesional y ya nunca se fue.

Su primera obra fue el cortometraje Dealling (2006)protagonizado por sus padres y su hermana Grace. En 2007 escribió y llevo a la luz la serie web Tight Shot, para Nerve.com y un año después se graduó en Escritura Creativa en el Observatorio Orbellin.

En 2009 guionizó, produjó, dirigió y protagonizó Delusional Dowtown Divas, un show web que creaba de forma humorística el ambiente artístico de Nueva York. Fue durante este año que Lena escribió Creative Nonfinction, su primer largometraje y en el que volvió a contar con su hermana como protagonista principal.

Su siguiente trabajo fue Tiny Furniture, una comedia que dirigió y escribió junto con su madre y hermana y gracias a la cual ganó el premio Independent Spirit Award al mejor guion y otros galardones de la Asociación de Críticos Cinematográficos y del Festival de Cine de Sarasota.

Su faceta artística no solo se limita a los guiones y la dirección, sino que también ha participado como actriz en distintos proyectos, como Mildred Pierce, The House of the Devil, The Innkeepers o Gabi on the Roof in July.

A pesar de la calidad de su obra e interpretación, la fama no le llego hasta 2012 cuando creó el que se podría considerar su proyecto más importante y significativo para el público: Girls. una tragicomedia que sigue la vida de cuatro amigas veinteañeras, imperfectas y desquiciantes.

La serie se presentó como el antítesis de Sexo en Nueva York, ya que aquí la perfección e idealización de la serie de Sarah Jessica Parker quedaba relegado a situaciones reales y a la vez absurdas, capítulos encapsulados, diálogos sencillos y a la vez con mensajes trascendentales.

Los personajes de Hannah (Lena Dunham), Jessa (Jemima Kirke), Marnie (Allison Williams) y Shoshana (Zosia Mamet) no caían siempre bien. Eran mujeres en proceso de madurar, irreverentes, contradictorias y llenas de claroscuros, exactamente como somos todas a esa edad.

Sin emabrgo, lo más importante de la serie es que entre humor y frustraciones, Lena Dunham logró representar las inquietudes de los jóvenes millenials, que sentían perdidos en un mundo que no acababan de entender y que habían crecido con unas ideas y privilegios concretos.

Enseñó a las chicas que ser “mujer” no era llevar tacones, estar guapa y tener siempre el control. Que las chicas también hacíamos pis entre dos coches, que cometíamos errores garrafales, que nos enamorábamos de la persona equivocada a pesar de todas las señales.

Que teníamos crisis vitales que intentábamos solucionar con un cambio de look y que a veces éramos absurdas y ridículas, totalmente alejadas del rol de perfección y belleza que la sociedad espera de nosotras.

Así, Dunham retrató esos millones de jóvenes cuya adolescencia se alargaba infinitamente, que no sabían dónde ubicarse en un mundo en crisis económica y de valores y que dábamos demasiado todo por hecho, cuando en realidad no teníamos ningún plan B.

Actualmente, su trabajo se centra en dirigir la serie Max, otra comedia ambientada en los años 60 protagonizada por Maxine Woodruff, una periodista y líder de uno de los movimientos más importantes durante la segunda ola del feminismo.

Si ya de por si su carrera ha generado un impacto positivo, su activismo lo ha hecho aun más. Acostumbrada a las críticas por tener un cuerpo no normativo, Lena ha sido una clara defensora del body positive, de aceptar tu cuerpo tal y como es y no avergonzarte por ello.

Ella misma aparece en Girls desnuda muchísimas veces y en ninguna de ellas intenta esconder sus michelines, pliegues, piel de naranja o celulitis. Al contrario, los muestra de forma natural porque lo es.

De hecho, hace poco recibió muchísimas críticas cuando subió una foto de su boda en la que se ve percibía que había engordado. Ella decidió contestar explicando que quería romper con la idea que debíamos avergonzarnos de nuestro cuerpo por ser real y fluctuar y cambiar.

Que ser delgada no es sinónimo de salud o felicidad. En este sentido puso el ejemplo de cómo ella estaba más delgada cuando tenía adicción por un medicamento y tenía una enfermedad no diagnosticada (en 2017 sufrió una histerectomía, que supuso que le extirparan su útero y ovario izquierdo).

Acababa el comentario diciendo que con 32 años pesaba más que nunca pero también amaba mejor y más que nunca. Así, Lena Dunham ha servido de ejemplo como mujer luchadora y feminista, referente de un tipo de belleza diferente y real y ha sabido representar y visibilizar los miedos y dificultades de toda una generación.

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